Leía esta mañana una cita que decía algo así como "seguía llorando a su hija nacida muerta hace setenta años", y yo me pregunto quién entiende de tiempo sino de dolor, porque nadie puede poner el cronómetro a cero cuando la muerte te ha sacudido de cerca, cuando la has sentido en tus entrañas. Quien convive con la ausencia de uno o varios hijos comprende que el tiempo ayuda a diluir la desazón pero no a edulcorar el vacío.

Imagen tomada por Norma Grau

Y me he visto sorprendida por lágrimas anegando mis ojos, hoy, y por qué hoy me siento tan triste, barruntaba. Hoy era la fecha probable de parto de Ager hace cuatro años, 5 de mayo. Cómo puede el alma o la memoria emocional almacenar tanta información y hacerla aflorar sin ni siquiera ser una misma consciente de ello. He ahí el gran misterio. Y qué hacer, pues seguir llorando al hijo fallecido, igual que el personaje de la novela, setenta años después o cuatro solamente.

Confieso que últimamente me cuesta mucho asomarme a este espacio, el día a día me interpone otras cuestiones y también otros hijos; Hegoi, ese ser maravilloso que irradia color y felicidad con esa sonrisa; y Yon, al que por fin pudimos verle la carita hace unos días en la ecografía 5D y, jo, cuánto se parece a sus hermanos. La magia de la genética es brutal, la nariz de su prima, la misma boquita y mentón los tres, es emocionante. (os lo dejo en stories de IG.). Como os decía, que me voy por otros derroteros, he actualizado un poquito el logo y la cabecera del blog, y he venido a vaciarme aquí, a este hogar que considero tribu y que me sirve como herramienta de liberación, porque aunque para sentir hay que pensar primero, este cuaderno de bitácora me hace estar en paz.

Os comparto esta imagen del primer regalito que recibió Ager por parte de su izeko Ana y sus primas, y que de momento nadie ha llegado a usar. Pertenece a esa clase de objetos que quedaron en nuestras manos vacías y que quisimos preservar tal cual. La fotografía corresponde a la sesión que tuvimos con Norma Grau, a la que entrevistaremos dentro de poco para saber un poquito más de su trabajo, y a la que le debo tanto.

 🔖

Lo miré y pregunté: "¿Ahora sabe quién soy?. "sí, creo que sí: una mujer dañada"― contestó Robert. "Usted no es una mujer rota, como la de Simone de Beauvoir, usted es una mujer dañada." "¿Y eso es mejor o peor?, pregunté. "Es mucho mejor", dijo Robert. "¿Por qué?" "Un daño se puede reparar, zurcir, se puede ayudar a cicatrizar la herida. Lo roto es difícil de reparar, casi siempre es mejor cambiarlo por otro. En cambio lo dañado tiene una reparación posible, una esperanza, la ilusión de volver no digo al estado anterior al daño, pero a un estado en el que la vida pueda seguir fluyendo, con otros tiempos, con otras intensidades, pero fluir".

🔖

📖UNA SUERTE PEQUEÑA

✍️ CLAUDIA PIÑEIRO

🔖

Mi amiga Ro me recomendó este libro por activa y por pasiva y hace unos meses decidí leerlo. Me destrozó. No es una historia de muerte perinatal pero es la muerte de un niño y la separación, el abandono, la tragedia, el frío; todo eso que de sobra conocemos quienes compartimos almohada con la ausencia cada noche.

Este libro forma ya parte de mí, como otros tantos. Lo tomé en préstamo bibliotecario y meses después lo compré para dejar y sé que lo reeleré muchísimas veces. Al hilo compré también el de Beauvoir, ya sabéis, metaliteratura, libros que llevan a otros libros. Por cosas así ratifico la lectura no como hobbie sino como auténtica pasión.

He reflexionado mucho sobre esta y otras citas, hoy me apetecía compartirla y exponer. Creo que en el duelo por la muerte de uno o varios hijos no solo el proceso tiene sus fases, sino que también es la mujer la que va cambiando con la misma cadencia. 

Cuando recibes la noticia de la muerte el shock no te permite procesar información, te hallas en una bruma de sorpresa y falta de entendimiento. Y es en el momento en que comienzas a ser consciente de que tienes los brazos vacíos y el alma desgarrada, y a intentar asimilarlo cuando claramente te conviertes en esa mujer rota, vacía, dolida, lacerada, con una herida sangrante. Muchas veces hemos dicho que el tiempo no sana sino que lo haces tú misma cuando intentas lamerte la herida para poder salir adelante, y es ahí, en ese cambio de marcha en el que comienzas a mutar hacia la mujer dañada que serás de por vida, porque sí, la herida se convertirá en cicatriz, pero siempre nos acompañará, cada día, cada noche, cada vez que pienses en tu hijo muerto sabes que el daño estará ahí, diluido, embalsamado; daño al fin y al cabo.

Y tú, ¿te identificas con la mujer rota o dañada? ¿o ambas?

Hoy contamos en este espacio con el testimonio de Tamara, una mujer que conozco desde hace años de manera virtual. Mamá, mamá en duelo, escritora y agente literaria, entre otros. A raíz de hablar de Ager de manera pública en otra web que tengo, donde compartimos lecturas, ella se animó a contarme la suya de manera íntima, y ahora ha querido compartirlo abiertamente al mundo.

¡Hola, corazón! Bienvenida a esta casa.

¡Hola, guapísima! Disculpa la tardanza, pero he tenido que echar valor para responder...

¿En qué fecha murió tu hijo?

Mi hijo o hija (no sabíamos aún el sexo) falleció en el primer trimestre de 2019.  

¿Cuál es la fecha en la que debería haber nacido?  

Aproximadamente, en diciembre de ese año.

 ¿ Cómo fue el embarazo? 

Bueno, en este caso, estaba solamente de 7 semanas cuando su corazón dejó de latir, por lo que aun no me dio tiempo ni a sentirlo :(

¿Cuál fue el motivo de su fallecimiento?

Simplemente, se le paró su corazoncito.  

¿Qué sentiste como mamá que te alertase de que algo no iba correctamente?

Esa tarde, después de comer, fui al baño y vi que había sangrado un poco. Me asusté, avisé  a mi marido y nos fuimos a urgencias. Allí me hicieron una eco y me dijeron que nuestro bebé estaba bien, que no me preocupase, que me fuese a casa. Por la mañana, el sangrado ya era una hemorragia y, al volver de nuevo a urgencias, mi bebé estaba muerto.

 ¿Cómo fue el trato en el hospital? ¿Te informaron de todo correctamente?

Fue muy malo. No dejaron entrar a mi marido conmigo (aún no había pandemia y, por lo tanto, tampoco excusas). Me hicieron una eco y me dijeron: "el bebé no tiene latido. Vete a casa y no te preocupes, ya lo expulsarás allí". Así, tal cual. Salí en busca de mi marido, que estaba en la sala de espera, con la ecografía de nuestro hijo muerto en la mano y con un trozo de corazón menos.  

¿Qué sientes tú al llegar a casa sin tu bebé y ver sus cositas?

Es cierto que aun no teníamos cosas porque era muy pronto, pero al llegar a casa fue cuando me derrumbé. Era como que una parte de mí se había quedado allí, en el hospital. Obviamente, yo ya no era la misma.

¿Fue parto vaginal o cesárea?

Aborto natural, sin legrado.

¿Estás en tratamiento psicológico? ¿En qué o quiénes te apoyas para sobrellevar el duelo?

No, tampoco me informaron al respecto ni me lo ofrecieron, así que mi marido y yo nos apoyamos mutuamente para superarlo.

¿Acudes a grupos de duelo?

No, y tampoco sabía de su existencia.  

¿Te puso el hospital soporte psicológico?

No, ni tuvieron el más mínimo tacto conmigo.

¿Tienes más hijos o has tenido más tras la muerte gestacional?

A los dos meses, me volví a quedar embarazada. Nuestra Lisey está sana y casi con dos años y medio ya.

¿Te sientes arropada en este gran mundo de soledad y vacío?

Es cierto que tengo el mejor marido del mundo, pero es inevitable, a veces, sentirse sola aunque no lo estés.  

Pregunta libre. ¿Qué te gustaría reivindicar o añadir? 

Me gustaría desde aquí pedir un poco de humanidad a la gente que nos atiende en el hospital. De igual que nuestros bebés hayan nacido o no, o de cuántas semanas estemos cuando los perdamos: son nuestros hijos desde el minuto uno y nos parte el alma su muerte. Por favor, tened más humanidad y tratarnos como lo que somos: madres que acaban de perder un trozo de corazón.

Gracias, Tamara, por aportar tu granito de arena hacia la visibilidad de nuestros/as hijos/as  fallecidos/as, y por dejar la estela del hermanito o hermanita de Lisey.

Rememoro cada 30 de marzo casi sin esfuerzo. El primero, el más doloroso; sin duda, el peor día que puedo recordar. El frío de saberte sin vida, un parto con complicaciones, mascando la tragedia con la mandídula dormida por el shock; el dolor, la sangre, y ese peso en los hombros.

El siguiente coincidió con la pandemia, con el primer día que no podía ir a trabajar, y que tan bien me vino para poder conectar contigo. No salí de tu habitación en todo el día, como si tu alma vagara por ella y ahí pudiera rozar tu piel. 

El año pasado decidí coger carretera hacia la costa e ir parando donde me apeteciera; buscaba ese mar Cantábrico, amplio y bravo en que perder la vista e imaginarte allí, al fondo, en el horizonte; lejos y al mismo tiempo, tan tan cerca. En la primera playa en que paré me senté en una roca, un saliente un poco más apartado, y me puse a escribirte. Hacía un día precioso y tu hermano estuvo muy tranquilo, pataleando con menos intensidad, respetando nuestro ritual, honrándote él también.

Mi idea para este año era moverme sin rumbo, un road trip en que solo estuviéramos tú y yo, porque si algo necesito en cada aniversario de tu muerte es aislarme durante unas horas, permanecer silente y en paz, y permitirme ese espacio para los dos. Sin embargo, sigo aprendiendo, sigo creciendo como ser y como madre y esta vez el ritual tuvo que ser distinto, porque materno a dos, y tu hermano también me necesita; también tu padre que está un poco pachuchete. Así que como jefa de mi manada os cuido a los tres lo mejor que puedo. Habrá ritual, sin duda, quizá el fin de semana lleve a Hegoi al cementerio, o simplemente le hable un poquito más de ti. Es muy emotivo ver cómo señala tu retrato en vuestra habitación, te señala con su dedito (algo que le ha enseñado aitite) y dice : nene. Ojalá abrazaros y jugar juntos; ojalá, quizá en otras vidas; mientras tanto nos conformaremos con tenerte presente y cuidar tu memoria siempre, que no es otra que la familiar, porque al fin y al cabo esta es nuestra historia.

“Pienso en mis hijos todos los días. Siempre he pensado en mis hijos todos los días. Que uno de ellos haya muerto no significa que piense menos en él. Todo lo contrario. Siento una necesidad perentoria de volverme hacia allí donde esté él. Es decir, hacia la muerte. Hacia el no-tiempo. Es decir, en la dirección opuesta, por decirlo de algún modo, del lugar donde se encuentran mis otros hijos: el tiempo cronológico.

Ya no hago distingos entre mis hijos. Quiero a todos por igual. Tener varios hijos te da automáticamente una sensación de amor democrático. Que uno de mis hijos esté muerto no significa que yo renuncie a ese amor democrático. Mi amor es el mismo. Mi amor siempre será el mismo.

Pienso en mi hijo muerto; su tiempo y su vida están incrustados en mí. Yo lo he parido. (…) Que nadie lo olvide. No mientras yo viva. Sigo protegiéndolo, sigo conociéndolo exactamente igual de bien que a mis hijos vivos.

Es una sensación muy física:

Él está dentro de mí.

Él está en mi cuerpo.

Llevo su ser dentro de mi cuerpo.

Como cuando estaba dentro de mi matriz.

Pero ahora llevo toda su vida.

Llevo toda su vida”.

(Si la muerte te quita algo, devuélvelo - Naja Marie Aidt)

Tres años oscuros, de bajos fondos, de resistencia y de camino hacia la transformación. Te amo tanto, hijo, te extrañamos tantísimo. Feliz cumpleaños, mi amor, felices tres, que disfrutes sino entre globos y caricias, sí entre nubes de algodón.

Suena nuevamente esa melodía que me transporta a aquellos días de hace ahora casi tres años y noto frío en la piel. Noches de insomnio y de soledad profunda, de vacío, de incredulidad, negación, agotamiento emocional. Tres años de hace otra vida. Me pregunto cuántas vidas podrían caber en la trayectoria de una persona, porque yo siento haber tenido al menos cuatro o cinco, la más trasgresora, la que marcó un antes y un después de mi "yo" fue tras Ager. La inocencia de ese embarazo sin complicaciones que acabó con el peor de los finales, su muerte. Su ausencia. 

Dicen que los recuerdos se van desdibujando con el paso del tiempo, y creo que es cierto. Hay cosas que no sé si sucedieron de verdad o los formó mi mente en base a mis deseos, a una falsa realidad. Y dudo, vaya si lo hago. Pero me anclo en el pasado, no me aferro a él más que para sentir, recordar, estremecerme y honrar, al fin y al cabo, y continúo con mi nueva vida, con esta que Ager me regaló. Dicen los médicos que si hubiera tardado unas pocas horas más en llegar al hospital hubiéramos fallecido los dos, de eso que llaman vulgarmente "muerte dulce". No me malinterpretéis, no narro esto buscando sensacionalismo barato, únicamente agradecer y vaciar; vaciar mi jarra emocional que se va llenando día tras día. Y especialmente agradecerle que me diera esta segunda oportunidad, en la que he tenido la suerte de poder concebir y parir a Hegoi sano; y recuperarme. Días de muchas horas de trabajo, de despertador temprano y fin tardío, de prisas. También de risas, de amor, de orgullo. Cuántas veces miro a Hegoi pronunciar sus sílabas, interactuar, jugar, gatear, ponerse de pie, mirarme con esos ojazos que son pura ternura y al mismo tiempo que me embarga la emoción positiva, plaf, noto de nuevo el frío acercándose a mi oído y susurrándome cómo sonaría la voz de Ager, cuánto mediría, si se seguirían pareciendo físicamente. Son tantas las veces que lo imagino cuando estoy con otros niños (¡niños, ya no bebés!) de su edad, aquellos que nacieron vivos y gozan de buena salud y continúan creciendo a nuestro alrededor. Pero Ager no. Duele. Ya no me duele que ellos estén y él ya no, simplemente me duele él.

Todo el día con la cabeza gacha hasta que el cielo cambia de color, aparecen las nubes, sopla el viento o se desvanece el sol, y en cada uno de esos instantes levanto la cabeza y te pienso; y siempre que te pienso, te siento. Marzo es un mes convulso, y conforme va avanzando van aflorando sentimientos que me parten en dos y que, al mismo tiempo, necesito sacar para que no ocupen tanto espacio y me dejen respirar(te) sin faltarme el aliento.

Tengo la certeza de que estás muy muy cerca, te imagino cuidándonos. 

Un ser de luz que jamás se apagará en mi corazón.

Para todas las familias que convivimos con la ausencia de un hijo que falleció es natural llegar a ciertas fechas señaladas o momentos específicos en que echarle de menos aún más,  en que la cuerda ahoga un poquito más. Ese baño realidad de todo aquello que no pudimos (ni podremos) compartir se vuelve más evidente, resulta esclarecedor  y por ende, lacerante. Y además, si tienes otros hijos o sobrinos, es doloroso ese sentimiento ambiguo de por qué con unos sí y con otros no.; tan sumamente bello y entrañable como triste y desolador.

Hablaba esta tarde con una poeta sobre las situaciones que llegan a estremecer, como pueden ser la brisa del mar, una caricia, un susurro que roza el oído, la sensación de libertad que da columpiarse, el agua de la piscina al contacto con la piel, todo sensaciones agradables, y pienso yo, y pensar en abrazar a Ager, su olor, su piel, su sonrisa,…. Todo eso también me estremece; porque en muchas ocasiones la maternidad y la alegría no van de la mano.

Disfrutar de la navidad con Hegoi, su primer día en la playa, su risa, verle crecer sano, disfrazarnos juntos, su vocecita al decir “ama” o “aita”, la casa desordenada, los libros tirados por el suelo, esos pasitos de borrachito agarrado a cualquier superficie, el alboroto dentro de la paz, incluso el sueño interrumpido por las noches y el cansancio que eso nos supone, todo ello, en conjunto o por separado es algo extraordinario, que estremece, que llena el corazón hasta un límite que crees que vayas a explotar de puro amor. Y de repente, en ese microsegundo de felicidad, zas, tortazo por la otra parte, porque el corazón lo tienes dividido de amor y no maternas a uno solo, sino dos, o tres, o cuatro. Y ese hijo o hijos no están presentes físicamente y joder, cómo duele esa realidad paralela de ausencia y de imposibles, de todo aquello que no vas a poder hacer con él. 

Y está bien, está todo bien, reconocerte a ti misma esas emociones y ponerles nombre, aunque en ese momento no puedas echarte a llorar, porque tu(s) hijo(s) vivo(s) te demanda(n) y tengas que posponer ese silencio, llanto, grito. Porque te culpabilizas, vaya si lo haces, o al menos a mí me sucede, que a veces me siento mala madre de Ager, como si le fallara, porque recordarle tantas veces a lo largo del día pero no tener ese rato de dedicárselo exclusivamente a él me irrita. Después me perdono y digo, Esther, lo estás haciendo lo mejor que puedes, lo mejor que sabes o vas aprendiendo, del mismo modo que estás aprendiendo a ser amatxu de Hegoi. Está bien, está todo bien.

Me asfixia pensar en todas esas circunstancias que tengo que afrontar doliéndome, como hacemos muchas, sobrellevando la sensación de abandono y viviendo, porque si algo debemos a nuestros hijos es la vida, nosotros a ellos y no al revés. Ellos vienen a que les llenemos su vida de alegría, y no al contrario, aunque sin querer lo hacen, con esa inocencia innata. Saberse madre o padre es inherente a amar incondicionalmente desde el momento uno.  Así intento pensar cuando extraño tantísimo a Ager, lo hago agradeciéndole mi vida, la de su hermano y amándole. 

¿Hay acaso otra forma de hacerlo?

Anna Starobinets es una escritora rusa bien consolidada. Son varios los títulos que tenía publicados hasta este último que es del que yo vengo a dar mi opinión: "Tienes que mirar", publicado en España con Impedimenta y con el que ha conseguido varios premios literarios.

Estamos ante un relato autobiográfico que surge tras la muerte de su hijo en 2012. En una visita de rutina al ginecólogo le comunican que su bebé no vivirá, y a partir de aquí tiene que afrontar no sólo el shock y el dolor de la noticia, sino también los pasos a seguir para interrumpir su embarazo, ya que en Rusia la normativa vigente respecto a la maternidad es terrible, y muy distinta a otros países de Europa. Starobinets refleja muy bien la ansiedad y el pánico que se sufre tras la ausencia , emite una reivindicación alta y clara respecto a la invisibilización social, y expone de una manera transparente lo que supone la soledad de un parto frío y sin recompensa, tras meses de gestación.

"Una cosa es inventar historias de miedo y otra muy distinta es convertirse en la protagonista de un cuento de terror". 

Si ya no es tremendamente doloroso tener que afrontar la muerte de un hijo y saberse en la obligación de transitar por ese duelo silencioso y solitario, la autora es además juzgada por profesionales médicos; no aconsejada, sino juzgada. Y es de aquí donde años después, y con sus emociones reposadas, esta mamá vomita las palabras que se le agolparon en el pecho. Confiesa, y cita textualmente "dudé mucho tiempo si merecía la pena escribir este libro. Es demasiado personal. Demasiado real. No es literatura." Es aquí donde se percibe su humildad; esta obra es literatura en mayúsculas, y es además un ejercicio terapéutico para una madre de brazos vacíos que busca homenajear a su bebé, que se le recuerde, que otras madres que tengan que pasar por un trance similar no sean silenciadas, como ella, como muchas de nosotras. Incide también en la importancia de un buen equipo psicológico que acompañe a la familia en el proceso.

"Comprendí definitivamente que debería tener derecho a elegir dónde y cómo interrumpir mi embarazo: con pacientes infecciosos o no, con o sin anestesia, en presencia de mi marido o en solitario".

Me ha emocionado su testimonio, y también ha habido términos con los que no comulgo como es hablar siempre desde la "pérdida" y no desde la muerte; conceptos como "nonato" en alusión al hijo que sí nace, porque no se desintegra intraútero, o el de "futuras mamis" cuando, en mi opinión, una madre es madre desde el mismo momento en que sabe que está gestando vida. En cualquier caso, me considero muy crítica con estos aspectos que me parece importante señalar. 

En definitiva, es una mamá más que está aprendiendo a vivir sin abrazar a uno de sus hijos, que ha dejado un legado encomiable en ayudar a que el tabú de la muerte se diluya un poquito más, y que lucha por volcar el dolor y transformarlo en amor incondicional. Lo recomiendo sin dudar, especialmente para otras mamás que también se hayan visto en la tesitura de tener que interrumpir el embarazo de manera voluntaria, fuere cual fuere el motivo.

Todos fingen que no ha pasado nada, y claramente quieren que yo también finja. Se esfuerzan en evitar el tema del parto y, más aún, eñ de dar a luz a niños muertos. Y si soy yo la que intenta decirles algo, se asustan, se alborotan, miran para otro lado (...) Consideran que su deber es <<distraerme>>.

Compartimos el testimonio de Amets, una amatxu bilingüe que nos deja su testimonio en castellano y en euskera. Muchas gracias, Amets, bienvenida. Eskerrik asko ta ongi etorri!

¿En qué fecha murió tu hijo? ¿Cuál es la fecha en la que debería haber nacido? 〰 Zehazki zein egunetan hil zen zure haurra? Zein zen jaiotzeko aurreikusiriko data?

Mi hijo Eihar murió el 23 de febrero del año pasado, 5 días antes de la fecha probable de parto, el día 39+3 de embarazo concretamente. 〰 Nire seme Eihar, iazko urteko otsailaren 23an hil zen, jaiotzeko aurreikusiriko data baino 5 egun lehenago 39+3. egunean hain zuzen ere.

¿Cómo fue el embarazo? 〰 Nola joan zen haurdunaldia?

Al principio fue muy duro. El año anterior, en el 2018 tuve dos abortos al principio del embarazo y tenía pánico a que me volviera a ocurrir lo mismo. Me costaba quedarme embarazada y me preocupaba mucho no poder avanzar más allá de las primeras semanas de embarazo. Estaba tan preocupada y porqué no decir obsesionada, que decidí tomarme mi tiempo y pedí una excedencia en el trabajo. Al poco tiempo de tomar la decisión me quedé embarazada, según avanzaron  las semanas me fui relajando y a partir de la semana 12 pude disfrutar más del embarazo. Me encontraba muy bien tanto física como anímicamente y fui muy feliz hasta el último día del embarazo. 〰 Hasiera oso gogorra izan zen. Aurreko urtean, 2018an bi aborto izan nituen haurdunaldi hasieran eta Eiharrekin ere gauza bera gertatzeko beldur handia nuen. Gainera, asko kostatako haurdunaldiak izan ziren eta hasierako asteetatik aurrera egiteko nituen zailtasunek asko kezkatzen ninduten. Hain nengoen kezkatuta eta zergatik ez esan obsesionatuta, non lanean eszedentzia hartu eta bizia lasai hartzea erabaki nuela. Erabakia hartu eta gutxira gelditu nintzen haurdun, asteak pasa ahala lasaituz joan nintzen eta 12. astetik aurrera, neure buruari baimena eman eta gozatu ahal izan nuen haurdunaldiaz. Fisikoki eta animikoki oso ondo aurkitzen nintzenez oso zoriontsu izan nintzen haurdunaldiaren azken egunerarte.

¿Cuál fue el motivo de su fallecimiento? ¿Qué sentiste como mamá que te alertaste de que algo no iba correctamente? 〰 Zein izan zen bere heriotzaren arrazoia? ama bezela, zerk ohartarazi zizun zerbait ongi ez zihoala?

Estábamos preparándonos para salir a la calle después de desayunar, y de repente sentí un dolor muy agudo como de regla, continuo, que hasta me hizo perder el conocimiento por un momento. Mientras nos dirigíamos al hospital sentí que tenía la tripa dura como una piedra. Podía distinguir perfectamente la silueta de Eihar en mi vientre, su espalda sobresalía perfectamente y a pesar de que estaba preocupada por que no notaba ningún movimiento, íbamos con la certeza de que pronto conoceríamos a nuestro hijo vivo. En la ecografía que nos hicieron al llegar al hospital no pudimos oír el latido de Eihar y el ginecólogo nos dio la fatal noticia, “ya lo siento, chicos” fueron sus palabras. Según nos dijeron los médicos, la placenta se debió desprender cuando perdí el conocimiento, por lo tanto Eihar se quedó sin oxígeno y murió. 〰 Goizean gosaria jan ostean, kalera ateratzeko prestatzen genbiltzala, bapatean hileroko gogor baten antzeko min jarrai bat igarri nuen eta zorabiatu egin nintzen, konortea galtzeraino. Ospitalera bidean, tripa gogor-gogorra nuela ohartu nintzen. Eiharren bizkarraren soslaia oso ondo nabaritu zitekeen, mugimendurik ez nuen igartzen ordea, eta arduratuta geunden arren, gure semea onik ezagutuko genuenaren esperatzarekin gindoazen. Ospitalera heldu ginenean egin ziguten ekografian Eiharren taupadarik ezin izan genuen entzun eta ginekologoak horrela eman zigun berri txarra, “ya lo siento chicos”. Medikuen esanetan, konortea galdu nuenean karena umetokitik askatu omen zen, Eihar oxigenorik gabe gelditu zen orduan eta ondorioz, hil egin zen.

¿Cómo fue el trato en el hospital? ¿Te informaron de todo correctamente? 〰 Nola tratatu zintuzten ospitalean? Guztiaz ongi informatu al zintuzten?

En general nos trataron muy bien. Coincidimos con dos matronas, la primera se nos hizo muy fría y lejana pero la segunda fue una maravilla, sólo tenemos buenas palabras para ella. Ella fue quien nos explicó con mucho amor y cercanía los pasos que debíamos seguir, quien trató de responder a nuestras preguntas y quien nos acompañó en nuestro dolor. Nos sentimos muy arropados desde el momento que apareció ella porque hasta entonces nadie supo explicarnos cómo iba a transcurrir todo. El trato con los ginecólogos fue correcto pero tuvimos que oír algún que otro comentario desafortunado como, “seguro que tendréis otro bebé”. Entiendo que fueron desde el desconocimiento, muchos profesionales, hoy por hoy, no saben cómo actuar en estas circunstancias, se ponen nerviosos y la mayoría de las veces suelen meter la pata hasta el fondo. 〰 Orokorrean oso ondo. Bi emagin ezagutu genituen, lehena nahiko hotza eta arrotza egin zitzaigun eta bigarrena aldiz, berba onak besterik ez ditugu beretzako. Bera izan zen jarraitu beharreko pausuak zeintzuk ziren azaldu ziguna, gure zalantzak argitzen saiatu zena eta gure minarekin lagundu ziguna, maitasun eta hurbiltasun itzelarekin. Oso babeturik sentitu ginen bera etorri zen momentutik aurrera, ordura arte inork ez bait zigun azaldu zer eta nola joango ziren gauzak. Izan genituen ginekologoen tratua zuzena izan zen baina entzun behar izan genituen komentarioren bat edo beste, “lasai izango duzue beste umeren bat eta” bezalakoak. Ezjakintasunetik esaten diren gauzak dira, profesional askok oraindik orain ez baitakite nola jokatu halako egoeren aurrean eta urduri jartzen dira, gehienetan hanka barruraino sartzen dutelarik.

¿Qué sientes tú al llegar a casa sin tu bebé y ver sus cositas? 〰 Zer sentitu zenuen semerik gabe etxera heldu eta bere gauzak ikusterakoan?

Salir del hospital con las manos vacías fue una experiencia desgarradora. No sólo tenía las manos vacías, Eihar tampoco se hallaba en mi vientre y ese vacío lo sentía en cuerpo y alma. De camino a casa, paramos en varios sitios para poder respirar, hacer tiempo, como si quisiéramos retrasar la llegada a casa lo máximo posible, enfrentarnos a la realidad se nos hacía difícil, era demasiado duro todo. Al subir las escaleras sentí que tenía mucha ansiedad y cuando entramos a casa y vimos que nos faltaba Eihar el mundo se nos cayó encima. No nos lo podíamos creer. ¿Por qué nos había pasado esto a nosotros? En ese momento sentí que éramos los únicos en el mundo que les había pasado lo mismo y que no nos lo merecíamos. 〰 Ospitaletik esku hutsik ateratzea oso bizipen gogorra izan zen. Eskuez gain sabela ere hutsik neukan eta hustasun hori gorputz eta arima sentitzen nuen. Etxerako bidean hainbat tokitan gelditu ginen arnas pixka bat hartzeko asmoz, benetan etxera heltzeko momentua atzeratu nahi izango bagenu bezala, errealitateari aurre egitea gogorregia balitz bezala. Etxeko eskaileretan gora antsietatea sentitu nuen, bihotza lekutik irten beharrean nuela somatzen nuen eta etxeko atea ireki genuenean, etxean sartu eta Eihar falta zela ikustean mundua gure gainera zetorrela sentitu nuen. Ezin sinisturik geunden, guri zergatik gertatu behar zitzaigun horrelakorik? momentu horretan munduan horrelako zeozer bizi izan duten bakarrak ginela uste nuen eta ez genuela horrelakorik merezi. 

¿Fue parto vaginal o cesárea? 〰 Erditzea baginala ala zesarea bidezkoa izan zen?

El parto fue vaginal. Eran las sobre las 12 del mediodía cuando llegamos al hospital. Cuando realmente me di cuenta que tendría que parir a mi hijo muerto, en ese mismo instante creo que mi cabeza se dio por vencida y mi cuerpo tomó las riendas. Me dejé llevar y mi cuerpo empezó a dilatar de manera espontánea. En pocas horas avancé bastante en la dilatación y cuando me rompieron la bolsa el proceso fue bastante más rápido. Para las 22:00 de la noche más o menos, estaba dilatada de 10 cm. No tenía miedo de perder a mi hijo porque ya estaba muerto y por lo tanto le perdí miedo a todo, también al dolor del parto. A las 23:45 nació Eihar. Mi pareja, la matrona y una auxiliar fuimos los que le recibimos, fue un momento muy íntimo, la experiencia más dura de toda mi vida sin duda, pero a la vez he de decir que fue la más bella. Cuando por fin tuve en mis brazos a Eihar, con sus 3.3 kg, sentí una profunda tristeza pero también me sentí orgullosa. Era nuestro hijo, Eihar, y yo era su madre, por fin nos conocíamos. 〰 Erditzea baginala izan zen. Ospitalera heldu ginenerako eguerdiko 12ak inguru ziren. Nire semea hilik erditu beharko nuela ohartu nintzenean, momentu horretan bertan, uste dut buruak amore eman eta gorputzak hartu zuela gidaritza, bere kabuz hasi baitzen erditze lanetan. Ordu gutxiren buruan, dilatazioan aurrera egin nuen, poltsa apurtu zidaten eta hortik aurrera asko azkartu zen prozesua. Gaueko 22:00ak ingururako guztiz dilatatuta nengoen. Haurrari ezer gertatzeko beldurrik ez neukan jadanik, hilda zegoelako eta horrexegatik, ez nion beldurrik ezeri, ezta erditzearen minari ere. Horrela, gaueko 23:45tan Eihar jaio zen, nire bikotea, emagina eta auxiliar bat geunden haurrari ongietorria emateko unean. Nire bizitzako esperientziarik gogorrena baina aldi berean ederrena bizi ahal izan nuen. Bere 3.3kg-ko gorputzaren pisua nire besoetan sentitzean egundoko tristura eta aldi berean arrotasuna sentitu nuen. Huraxe zen gure semea, Eihar, eta ni bere ama, azkenean elkarrekin ginen.

¿Te ofrecieron en el hospital verlo? ¿Decidiste hacerlo? 〰 Ospitalean semea ikusteko aukera eman al zizuten? ikustea aukeratu al zenuen?

Sí. La matrona nos dijo que nos ayudaría con el duelo y que más adelante lo agradeceríamos. La verdad es que no tuvimos ninguna duda, le queríamos ver y y me alegro por la decisión que tomamos. Pudimos estar los tres en familia un rato y sacamos fotos para inmortalizar el momento. Gracias a la matrona también pudimos recoger las huellas de los piececitos de Eihar.  A las huellas de Eihar sumamos las fotos de aquel momento y las de los nueve meses que vivimos junto a él en mi vientre. Todo ello lo guardamos como un tesoro en una cajita de recuerdos. Sin duda, esto nos ayuda a reforzar su existencia. 〰 Bai. Aurrerago eskertu egingo genuela eta dolua egiteko ezinbesteko pausua izango zelakoan, umea ikustea gomendatu zigun emaginak. Ez genuen zalantzarik izan, ikusi nahi genuen eta eskerrak hala egin genuen. Tarte luze batez egon ahal izan ginen Eiharrekin hirurok, familiako argazkiak atera genituen eta emaginari esker, gure semearen oinatzak ere gordeta ditugu. Eihar bizirik zegoen bitartean bizitako momentuez gain jaio zen egunean bildu genituen altxor hauek ditugu bere omenezko kutxatxo batean gorderik, honek bere oroitzapena indartzen lagundu digu aldi berean.

¿Estás en tratamiento psicológico? ¿En qué o quiénes te apoyas para sobrellevar el duelo? ¿Acudes a grupos de duelo? 〰 Tratamendu psikologikoan al zaude? zerk edo nork laguntzen dizu dolua eramaten? Dolu taldeetara joaten al zara?

Mi pareja ha sido sin duda mi mayor apoyo. Él ha sido la persona que ha estado sin excepción todo el tiempo a mi lado y después de lo sucedido le valoro y le quiero más que nunca. En las primeras semanas nos sentíamos muy perdidos, no entendíamos nada y acudimos a una psicóloga perinatal. Un par de semanas más tarde, llegó todo el asunto de la pandemia y paramos la terapia. Durante los meses siguientes, devoramos muchos libros y utilizamos internet para leer testimonios parecidos al nuestro lo cual nos ayudó mucho. Al de un tiempo sentí que algo en mi interior se había calmado, y me di cuenta que íbamos por buen camino. 〰 Nire euskarri nagusia nire bikotea izan da dudarik gabe. Prozesu guztian nire ondoan hutsik egin gabe egon den pertsona eta esperientzia honen ostean oraindik gehiago baloratu eta maitatzen dudan pertsona alegia. Hasierako asteetan oso galduta aurkitzen ginen, ezer ez genuen ulertzen eta jaiotza inguruko heriotzetan espezializaturiko psikologa batengana joaten hasi ginen. Pare bat astetara, pandemiaren kontu guzti hau etorri zitzaigun gainera eta terapia bertan behera utzi genuen. Hilabete horietan liburu eta testigantza asko irakurtzeak pila bat lagundu zigun eta denborarekin konturatu nintzen bide onetik gindoazela, barne lasaitasun pixka bat sentitu ahal izan bait nuen. Horrela, beste saioren bat egin izan dugun arren ez gara jarraikortasun batekin joan psikologora. 

Un recurso que me ha sido de muchísima ayuda y que lo he mantenido en el tiempo ha sido el grupo de duelo. Sentí una conexión con las personas que conocí en este grupo y es donde me he sentido realmente arropada y comprendida. He tenido la oportunidad de conocer gente que ha pasado por un suceso parecido al mío y compartiendo vivencias he  experimentado que el dolor se alivia un poco y te das cuenta que no eres la única en el mundo que le ha pasado esto. No quiero olvidarme de una amiga que ha estado a mi lado en todo momento, incluso en pleno confinamiento se las apañaba para visitarme. Una amiga que ha sabido estar y acompañarme en los peores momentos; le estaré eternamente agradecida. 〰 Bide honetan benetan lagungarri egin zaidan baliabide bat eta denboran zehar mantendu dudana, dolu taldearena da. Bertan aurkitu izan dudan jendearekin konexio berezi bat igarri dut eta benetan ulertua eta babestua sentitu naiz. Talde honetan zure antzeko bizipenak izan dituzten pertsonak dituzu parez pare eta gertatu zaizuna elkarbanatuz mina arindu egiten dela konturatu naiz, gertatutakoa erlatibizatzen ikasi dut eta munduan zorigaiztoko gertaera hau gertatu zaion bakarra ez naizela ikusteak ere asko lagundu dit. Ez dut ahaztu nahi pandemia garaian bisitak egitera etortzen zen lagun handi bat, behar izan dudan guztietan hor egon den pertsona, nire ondoan egoten jakin izan duen laguna. Ezin izango diot inoiz nahikoa eskertu eman didan laguntza guztia.

¿Tienes más hijos o has tenido más tras su muerte? 〰 Ba al daukazu ume gehiagorik edo izan al duzu besteren bat zure semearen heriotzaren ondoren?

Sí, aunque todavía no ha nacido. Esperamos recibir a Xune, nuestra segunda hija para este agosto. Después de la muerte de Eihar, tuvimos la necesidad de tomarnos un tiempo para recobrar un poco de paz interior y poder retomar nuestro proyecto de vida. Sin embargo teníamos claro que queríamos tener otro hij@ y decidimos empezar a intentarlo al de unos meses porque imaginábamos que nos costaría dado la experiencia que teníamos. Estoy superagradecida por tener la oportunidad de volver a vivir esta experiencia única de crear una vida nueva. Me he dado cuenta que no podemos controlar ni tenemos asegurado el futuro de ninguna manera y que no sabemos lo que nos puede pasar mañana. Lo único seguro es este momento, el presente nos pertenece y lo único que sé es que aquí y ahora me siento muy feliz.〰  Bai, oraindik jaio ez den arren. Abuztu honetarako espero dugu Xune, gure bigarren umea jaiotzea. Eiharren heriotzaren ostean denbora bat behar izan genuen barne lasaitasun pixkat bat bilatu eta errealitatean berriz murgiltzeko. Hala ere, beste ume bat eduki nahi genuela argi geneukanez, hilabete batzuetara berriz ere saiatzen hastea erabaki genuen, bai bagenekien ez zela erreza izango, aurreko esperientziak kontutan izanda. Eskerrak baino ezin ditut eman berriz ere bizi berri bat sortzeko aukera hau dudalako. Esperientzia honen ostean ohartu naiz etorkizuna ezin dugula inolaz ere kontrolatu eta inoiz ez dakigula seguru bihar zer gerta daitekeen. Oraina da ziur daukagun bakarra, oraina geurea da eta dakidan gauza bakarra da orain eta hemen oso zoriontsua naizela.

¿Te sientes arropada en este gran mundo de soledad y vacío? 〰 Babestua sentitzen al zara bakardadez eta hustasunez beteriko mundu honetan?

No. En general, la muerte es un tema tabú en nuestra sociedad y la muerte de los bebés todavía se convierte en un tabú aún mayor. Hay tendencia a silenciar y evitar este tema, con la excusa de no dañar a los padres o en su caso para protegerlos de un dolor mayor. A esto que hay que sumarle que no estamos acostumbrados a hablar sobre la muerte, esto se hace muy incómodo y doloroso. La costumbre de ocultar el dolor y la tristeza, hace que no se nos permita hablar de nuestros hij@s fallecid@s y el mensaje que nos devuelve la sociedad es que nuestros hij@s no han existido. De este modo, el dolor que nos provoca es tal, que incluso nos hacen sentir que no hemos sido padres o madres en realidad.〰 Ez. Oro har, gizartean heriotzaren gaia tabu bezala hartzen da eta haurren heriotza oraindik ere tabu handiagoa bilakatzen da. Gai hau ezkutuan gordetzeko joera dago, gurasoak ez mintzeko edo eta min handiago batetik babesteko aitzakipean. Gainera, heriotzaz mintzatzera ohituak ez gaudenez oso deserosoa eta mingarria egiten da jendartean honi buruz hitz egitea. Mina eta tristura ezkutatzeko joera honen eraginez, gure umeetaz hitz egiteko aukera kentzen zaigu eta gurasook gizartearengandik jasotzen dugun mezua da, gure umeak ez direla existitu ere egin. Honela, gure guraso izaera bera ere zalantzan jarri eta min handia eragiten digularik. 

Pregunta libre. ¿Qué te gustaría reivindicar o añadir? 〰 Galdera askea. Zerbait gehitzea edo aldarrikatzea nahiko zenuke?

Por un lado, quería reivindicar que aunque no tenga a mi hijo en brazos, soy madre. Soy la madre de Eihar y siempre lo seré, eso nadie nunca lo va a cambiar. Y cada vez que tenga la oportunidad, hablaré sobre mi hijo para que mientras yo viva incluso cuando no esté se le recuerde como mi hijo. 〰 Bi gauza aldarrikatu nahiko nituzke; Alde batetik nire amatasuna aldarrikatu nahi dut. Eiharren ama naiz eta beti izango naiz. Inork ez du inoiz hori aldatuko. Eta aukera dudan guztietan semeari buruz hitz egingo dut ni bizi naizen bitartean zein etorkizunean ere beste batzuek gogoratu dezaten.

Por otro lado, creo que este sistema patriarcal en el que vivimos infantiliza a las mujeres embarazadas, por el simple hecho de ser mujeres. Se nos oculta información con la excusa de que así nos protegen y terminan tomando decisiones en nuestro lugar. Tenemos derecho a decidir sobre nuestro cuerpo y nuestro hijo y para ello necesitamos tener toda la información posible, actualizada. 〰 Bestetik, uste dut haurdun dauden emakumeak, emakume garen heinean, infantilizatu egiten gaituela sistema patriarkal honek. Informazioa ezkutatu egiten zaigu sarritan gu babesten gaituztenaren aitzakipean eta erabakiak gure ordez hartzen bukatzen dute. Gure umea eta gure gorputza diren heinean, dauden aukera posible guztien inguruko informazio eguneratua izateko eskubidea dugu, eta behin hori esku artean dugula, geure erabakia izan beharko litzateke zer egin nahi dugun.

Relacionado con esto, es primordial poner en primer plano el tema del duelo perinatal y formar a los profesionales que tratan con familias en esta situación. De esta forma sabrían cómo reaccionar ante una madre que ha tenido la mala suerte de pasar por este duro trance, y no quedaría en manos de la persona que te asista. Para ello es necesario escribir protocolos respetuosos para estas familias y unificarlos en todos los hospitales y lo que es más importante, hay que ponerlos en práctica. 〰 Honekin lotuta, eta informazio eguneratua edukitzeak duen garrantzia ikusita, ezinbestekoa da gaiari duen garrantzia ematea eta profesional guztiek haurdunaldiko eta jaiotza inguruko heriotzen inguruko formakuntza bat jasotzea. Gurearen antzeko egoeraren baten aurrean aurkituz gero nola jokatu jakin dezaten, bakoitzaren izaeraren esku utzi gabe. Horretarako, ospitaletako protokoloak eguneratu eta bateratu egin behar dira eta garrantzitsuagoa dena, gero bete egin behar dira. 

Gracias, Esther, por darme esta oportunidad y agradecerte también el trabajo que estás realizando con tu blog. Estoy segura que como me has ayudado a mí, estás siendo de gran ayuda para muchas madres y familias que han pasado o están pasando por este duro proceso. 〰  Eskerrik asko Esther, aukera hau emateagatik eta eskerrak baita ere egiten ari zaren lanagatik, ziur nago niretzat bezala beste emakume eta familia askorentzat ere oso lagungarria izan dela zure blogarekin topo egitea.

Qué lleva a una mamá a escribir su historia personal es algo que nos podría responder Laura Muñoz. De este modo nace "Un nombre de guerrero", un relato que busca exponer su vivencia más íntima y personal, consiguiendo transformar el dolor por la ausencia de su segundo hijo en un homenaje tierno y delicado, honrando cada minuto de su existencia física y lo que supuso su muerte para quien le dio la vida. 

Laura recoge en este libro autobiográfico su experiencia maternal, tanto con su primer hijo como en el segundo, que es en el que se centra prioritariamente su exposición, desde el momento en que conoce que ya es mamá por partida doble hasta que se ve abocada a interrumpir su embarazo en la semana 22 semanas de gestación. Dice Alba Payàs en " El mensaje de las lágrimas" que —cito textualmente— "las palabras de dolor compartidas abren nuestros corazones y los unen. Entonces nuestro duelo duele menos". Me permitiréis la licencia de parafrasear a una escritora dentro de la opinión del libro de otra escritora, pero creo sinceramente que Laura se abre en canal y expresa de manera directa y pura todo lo que supuso el desgarro tras la despedida de su hijo, uniendo su corazón roto al de otras familias en la misma tesitura. Y no sólo muestra su propio proceso de duelo, sino que también lo hace respecto al de su marido. Ya que hasta que no se lee el libro no se conoce el nombre de ese guerrero que luchó hasta su último aliento, no voy a compartir tampoco ni el de su hermano mayor ni el de su papá, instándoos a que lo leáis.

"En los momentos adversos no es menos fuerte el que llora sin pudor."

Poco se habla de la muerte gestacional y perinatal, bien sea por muerte intraútero, durante el parto, o días después de nacer; menos aún de la interrupción de un embarazo, y siempre se hace desde la perspectiva de la pérdida, edulcorando la muerte, buscando poetizarla. La muerte no acarrea pérdida sino sensación de abandono.  Apenas hay información sobre la muerte de un bebé, ni siquiera se menta en las clases de preparación al parto, o entre profesionales sanitarios. Por norma general, una mamá no se siente en la obligación de buscar ese tipo de información hasta que no se haya sumida en su propio duelo, o como en el caso de la autora, cuando ya le han anticipado que su hijo no sobrevivirá, que no habrá viabilidad después de que nazca. 

Si dijera que me encantó esta novela me quedaría corta. (No me malinterpretéis, ojalá no hubiera habido una razón de peso para tener que escribirse.) Se percibe claramente el influjo que la literatura dejó en esta mujer porque su relato no tiene peros; siendo un libro autoeditado y autopublicado no tiene ninguna falta ortográfica y está muy bien estructurado. Algunas personas se lanzan a contar su vivencia en el duelo, ojo, algo a todas luces encomiable, pero con una calidad pésima respecto a las formas. Muñoz consigue aunar la necesidad de honrar a su guerrero, las ganas de dar visibilidad a un duelo que suele quedar en silencio, y al mismo tiempo una condición escrita excelente.

Muchas mamás vivimos una maternidad gris, la inherente a sentirnos rodeadas de esas estrellas silenciosas que siempre harán muchísimo ruido en nuestra alma, en nuestro corazón, y en nuestra piel.  De ahí precisamente proviene nuestro proceso de suelo: despedirnos de nuestros hijos, permitir quebrarnos fragmento a fragmento, sacar todas las lágrimas nacidas desde el devastamiento absoluto, y poco a poco reconstruirnos, luchar, dejar al margen el sufrimiento y la pena, y optar por mecer la tristeza y aceptar la ausencia. Esto es, sin lugar a dudas, definitivo de resiliencia. Homenajear al hijo fallecido forma parte del tránsito del duelo.

"Compartir crea un prisma donde las voces que entran se dispersan creando haces de colores, un arcoíris de luz, allá donde antes se erigía una pared muda. La soledad se diluye; reconocerse en otras vidas, en otras lágrimas, atenúa el dolor."

No es necesario haber tenido que tomar una decisión tan difícil como lo es interrumpir el embarazo voluntariamente para que "Un nombre de guerrero" cale hondo; os garantizo que lo hará. Por el precio de un desayuno puedes tener un ejemplar en papel de la novela y dejarte reconfortar con las palabras de otra compañera de duelo, y sentirte identificada en esa evolución personalizada que no admite atajos, y que comienza con la desolación y avanza hacia la transformación, que deja al margen la aflicción y donde permanece el amor sin condiciones.

Puedes encontrarlo AQUÍ.

Os dejo la canción que me ha acompañado mientras os contaba mis impresiones, el lugar en que pensamos mientras descargamos nuestras lágrimas, el cielo.